Ammar exige desde su creación que los servicios de salud no se concentren exclusivamente en sus genitales e insiste en la necesidad de que se tengan en cuenta la situaciones particulares de cada una de las mujeres, destinando horarios accesibles a sus posibilidades en función de su trabajo. Muchas veces las trabajadoras sexuales no se atienden porque los servicios de salud las tratan desde el prejuicio con frases denigrantes y en la misma línea de la represión policial.
Con todo esto, las compañeras de Rosario se encuentran manteniendo reuniones con profesionales de la salud, psicólogos y psicólogas, trabajadores y trabajadoras sociales, antropólogos y antropólogas, con vistas a formar un equipo de trabajo para la atención de las compañeras.