Buenos Aires, 26 de junio 2012 - A los reiterados cierres de whiskerias, cooperativas sexuales y locales privados de trabajo sexual que afectaron a cientos de trabajadoras sexuales en todo el país, ahora se suma una nueva “moda”: la de tratarnos a las trabajadoras sexuales como si fuéramos animales. Dos hechos recientes ilustran esto. Por un lado, los allanamientos sucedidos en la localidad de 25 de Mayo, provincia de Buenos Aires, la semana pasada, cuando la gendarmería entró a un local habilitado como bar procediendo a su clausura, para después entrar en una vivienda aledaña, donde alquilaban habitaciones y trabajaban un grupo de mujeres, a las que se las sacó de manera injustificadamente violenta a empujones, (lastimando el brazo de una de ellas por resistirse a entregar su celular). En el marco de ese procedimiento, el lugar donde ellas vivían fue cerrado cruzándosele una faja de clausura, la que curiosamente fue firmada y sellada por un veterinario de la municipalidad.
A esto debe sumarse el proyecto que se intenta discutir en el Consejo Deliberante de la Municipalidad de La Plata, mediante el cual se pretende crear una zona roja en las inmediaciones del zoológico de la ciudad.
Desde Ammar no podemos sino repudiar estos sucesos, que evidencian la postura que han decidido tomar algunos poderes políticos locales, no sentarse a debatir con nosotras, por no considerarnos seres humanos. Esas actitudes nos insultan. NO SOMOS ANIMALES como para que un veterinario determine la clausura y cierre de nuestro hogar o para que pretendan exhibirnos amontonadas junto a la fauna del zoológico. Somos mujeres trabajadoras sexuales que por voluntad propia optamos por ejercer el trabajo sexual como fuente legítima de vida.
Estamos cansadas de ser subestimadas, de que nos traten de incapaces de tomar nuestras propias decisiones, de llevar nuestras voces. Considerar que toda persona que ejerce esta actividad lo hace en contra de su voluntad o que es explotada, es no reconocernos como sujetas de derecho, es vernos como personas carentes de razón o conciencia, es discriminarnos como mujeres por no permitirnos tomar las riendas de nuestro propio destino.
El sistema represivo implementado hacia nosotras fomenta que seamos constantemente castigadas y criminalizadas por las fuerzas de seguridad, demostrando que se está errando el camino para combatir el verdadero delito, que es el de la trata de personas con fines de explotación sexual.
Desde AMMAR venimos trabajando para poder contar con un instrumento legal que permita regular nuestro trabajo, salir de la clandestinidad y además que contribuya a combatir verdaderamente la trata de personas, la explotación sexual de niños y niñas, el proxenetismo y la esclavitud en todas su formas.
Basta de criminalizar el Trabajo Sexual
Basta de decidir por nosotras
Basta de Trata de Personas
DERECHOS HUMANOS PARA TODAS Y TODOS